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CIRUGIA |
El 'bypass' sin parar el coraz�n s� tiene ventajas |
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ISABEL PERANCHO
La t�cnica quir�rgica que permite llevar a cabo un 'bypass' coronario (procedimiento para restablecer el flujo sangu�neo en una arteria obstruida) sin necesidad de parar el coraz�n, ni de utilizar una m�quina para mantener la circulaci�n presenta un menor �ndice de complicaciones inmediatamente despu�s de la intervenci�n y a medio plazo.
Esta conclusi�n se deduce del an�lisis combinado de los resultados de dos estudios realizados por un equipo de investigadores brit�nicos, que publica hoy 'The Lancet' .
Este tipo de cirug�a est� ganando cada vez mayor popularidad. El objetivo es obviar algunas de las complicaciones asociadas al hecho de que el coraz�n deje de latir.
Pero, hasta el momento, no se hab�an establecido con claridad sus beneficios. Es m�s, otro art�culo publicado recientemente en The Journal of the American Medical Association (JAMA) , ech� por tierra las expectativas que se hab�an generado acerca de sus potenciales ventajas para reducir el deterioro cognitivo que sufren algunos pacientes sometidos a la cirug�a convencional. El efecto positivo observado en un primer momento, no se mantuvo transcurrido un a�o.
Pero los trabajos ahora analizados aportan nueva informaci�n en favor de esta t�cnica. Los ensayos incluyeron a dos muestras de pacientes cardi�patas. En cada caso, la mitad de ellos fue intervenida con el nuevo procedimiento (que se realiza con el coraz�n latiendo) y la otra con el tradicional. Todos fueron seguidos cerca de tres a�os. Posteriormente, se agruparon los resultados de sendos estudios.
Las complicaciones intrahospitalarias se redujeron con la t�cnica m�s moderna: las alteraciones del ritmo cardiaco, como la fibrilaci�n auricular, disminuyeron un 25%; las infecciones en la zona intervenida, un 12% y la necesidad de transfusi�n de gl�bulos rojos, un 33%. Adem�s, el grupo as� intervenido abandon� antes el centro sanitario.
A medio plazo, no hubo grandes diferencias en la tasa de eventos cardiacos y en la mortalidad entre los operados con una u otra t�cnica (17% con la nueva cirug�a y 21% con la tradicional). Los autores conf�an en que estas evidencias estimulen a m�s cirujanos a utilizar el nuevo procedimiento.
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